Para que la conciencia pueda señalarnos lo que es conveniente y lo que no, antes debe despertar como tal. No son los simples apetitos, las dudas sin respuesta, las debilidades o la sinrazón, sino el cultivo de la fortaleza moral, la catarsis de los sentimientos, el discernimiento los que nos permitirán ser verdaderamente libres.
Charla ofrecida por Nueva Acrópolis en colaboración con Ítaca Espacio Cultural.