FILOSOFIA HUMORExiste un prejuicio contra el humor entre los eruditos, que prefieren tratar de cuestiones “serias”. Este rechazo se remonta quizá a las figuras del payaso y del bufón, de baja condición social. Entre los filósofos clásicos, sólo Aristóteles trató acerca de la comedia, pero este texto se perdió.

La consideración moderna acerca del humor ha cambiado enormemente. El humor y la risa son considerados como actitudes propias del hombre, y que nos diferencian de los animales. El humor es una demostración de grandeza que pareciera decir que en última instancia todo es absurdo y que lo mejor es reír, como aquel condenado a muerte que llevan a la horca un lunes y exclama: «¡Bonita forma de comenzar la semana!». El humor es una afirmación de dignidad, una declaración de superioridad del ser humano sobre lo que acontece.

Carecer de humor es carecer de humildad, es estar demasiado inflamado de uno mismo. El humor es una herramienta crítica de gran eficacia. El humor permite ver lo que los demás no perciben, ser consciente de la relatividad de todas las cosas y revelar con una lógica sutil lo serio de lo tonto y lo tonto de lo serio. A veces el mejor consejo es el que proviene de un chiste y no de una formulación teórica.

El chiste, el acertijo y la broma son excelentes y necesarios ingredientes de la sabiduría, ya que su esencia es precisamente la ruptura del orden lógico y del conocimiento formal con alguna salida que, como una chispa, ilumina bruscamente el entendimiento con una novedad, se desgrana en risa y deja un sabor de ingenio en la mente. Arthur Koestler ha mostrado repetidamente el cercano parentesco de la risa con el hallazgo y el descubrimiento en ciencia y en arte. ¡Ajá!, decimos en el momento en que se establece la claridad en la conciencia. ¡Ja, ja!, nos reímos cuando un chiste nos parece bueno por la inesperada ruptura con el orden esperado.

La filosofía y el humor están estrechamente relacionados. El sentido en el sinsentido, que caracteriza al chiste, es también la forma de las paradojas, aporías y acertijos de que se nutre la filosofía. Jugar con la polisemia y las múltiples acepciones, el disparate, los enlaces arbitrarios de dos representaciones contrastantes, diversas, ajenas, todo lo que a la filosofía le ocupa como alguna que otra clase de sofisma, equívoco o paralogismo, son descripciones de las técnicas del chiste.

Por otra parte, la actitud filosófica requiere de una mirada bromista. El planteamiento de un problema filosófico necesita una mirada que pueda superar dogmas, ir más allá de una evidencia, un tabú, un prejuicio o de otras inhibiciones propias del hombre. Filosofía, inteligencia, sin humor, es esterilidad, artificialidad, robótica pura. Humor sin inteligencia es mal gusto, zafiedad. De la unión entre filosofía y humor, nace la creatividad, la fantasía lúdica, el juego de la lógica.

El sentido del humor es el término medio entre la frivolidad, para la que casi nada tiene sentido, y la seriedad, para la que todo tiene sentido. El frívolo se ríe de todo, es insípido y molesto, y con frecuencia no se preocupa por evitar herir a otros con su humor. El serio cree que nada ni nadie deben ser objetos de burla, nunca tiene algo gracioso para decir y se incomoda si se burlan de él. El humor revela así la frivolidad de lo serio y la seriedad de lo frívolo. Se trata de una virtud social: podemos estar tristes en soledad, pero para reírnos necesitamos la presencia de otras personas.

Pero en el humor no todo vale, como escribe Comte-Sponville: “Se puede bromear acerca de todo: el fracaso, la muerte, la guerra, el amor, la enfermedad, la tortura. Lo importante es que la risa agregue algo de alegría, algo de dulzura o de ligereza a la miseria del mundo, y no más odio, sufrimiento o desprecio. Se puede bromear con todo, pero no de cualquier manera. Un chiste judío nunca será humorístico en boca de un antisemita. La ironía hiere, el humor cura. La ironía puede matar, el humor ayuda a vivir. La ironía quiere dominar, el humor libera. La ironía es despiadada, el humor es misericordioso. La ironía es humillante, el humor es humilde”.

En estas páginas hemos querido recopilar algunos textos acerca de la risa como terapia, de la influencia de la risa en la sociedad y en la comunicación humana. Hemos añadido anécdotas o textos de algunos significados “filósofos humoristas”, y también una pequeña colección de chistes de temática filosófica. Estas páginas están abiertas para incluir más anécdotas y chistes que los lectores nos envíen a la dirección: info.n.a.@wanadooadsl.net

Juan Carlos del Río

La risa como método curativo

Destacados científicos dicen que con el humor y la risa se puede escapar de las enfermedades, incluso de los males crónicos. Mediadores químicos cerebrales como la serotonina o las endorfinas, que el cuerpo segrega, generan una sensación de euforia que alimenta el organismo con una pequeña dosis de alegría cuando una persona ríe. Además, la risa produce en el cuerpo un efecto analgésico, y aporta beneficios desde el punto de vista inmunológico, lo cual se demuestra en el buen progreso de los enfermos que son tratados con dosis constantes de buen humor. No es necesario estar feliz para sonreír, pues todo es cuestión de mantener una actitud positiva. Cuando se tiene buen humor, se puede aprender a ver los problemas de una manera relajada y buscar soluciones más creativas y más flexibles.

Entre otros beneficios de la risa, se menciona su efecto en la duplicación de la capacidad pulmonar y en la estimulación del sistema muscular, que se pone en funcionamiento cada vez que nos reímos. Los músculos de la cara, tórax y abdomen se relajan y contraen con gran velocidad, mejorando su tono. En esos momentos, y debido a la intensidad del ejercicio, cada grupo muscular se estimula como lo haría en una sesión de gimnasia. El mecanismo es sencillo: un aporte de sangre y oxígeno al músculo, unido a su puesta en movimiento, que es lo que buscan los deportistas para mantenerse en forma. Los músculos del tórax se contraen y expanden de manera que favorecen el mecanismo de la respiración. De doce respiraciones por minuto, que es la frecuencia normal de un ser humano en reposo, se puede pasar a duplicar esta cifra. La rapidez con que el aire viciado sale de los pulmones se multiplica, permitiendo la entrada de aire oxigenado a mayor velocidad. Las zonas más recónditas de los pulmones, debido a la presión conseguida por los músculos intercostales, son oxigenadas por el aire limpio revitalizador. Este incremento de la frecuencia e intensidad respiratoria implica duplicar la entrada de oxígeno a los tejidos, por lo que estos se rejuvenecen, aumentando sus posibilidades metabólicas.

El sistema circulatorio también se beneficia con la risa y el buen humor, pues la carcajada es capaz de incrementar la velocidad de la sangre, además de aumentar levemente la tensión arterial. Esto consigue limpiar las paredes arteriales de pequeños cúmulos de colesterol. El corazón aumenta su frecuencia y es capaz de bombear cada minuto 140 y hasta 210 mililitros de sangre, cuando lo normal son 70. La activación simultánea del sistema respiratorio y el circulatorio permite transportar eficientemente la riqueza del oxígeno adquirida en la respiración a todos los tejidos del organismo.

Por si fuera poco, la risa es un buen activador metabólico, que provoca la liberación de adrenalina, favoreciendo la pérdida de calorías. También puede considerarse un buen bálsamo para el espíritu, ya que cada vez que una persona ríe, denota un estado de ánimo positivo. Y, finalmente, algo muy importante: la risa y el buen humor son tan contagiosos como un bostezo.

Sociedad y humor creativo

Muchos han adscrito a la comedia una función socialmente terapéutica. El mayor partidario de este punto de vista en época reciente fue el filósofo francés Henry Bergson, que pensaba que la existencia de un orden social depende de que sus miembros mantengan en sus opiniones y conductas una actitud ante la vida flexible y vital. Creía que, en última instancia, lo que nos hace reír son las situaciones en que alguien se ha vuelto inflexible hasta el punto de perder su elasticidad social, cuando el lugar de la respuesta vital ante la vida lo ha tomado una rigidez maquinal.

La risa, institucionalizada en el trabajo de los autores cómicos, tiene la función social de dirigir nuestra atención a la conducta rígida en nosotros y en los demás, y corregir esa conducta antes de que pueda resultar perjudicial. En Gran Bretaña, un grupo de científicos conductistas llevó a cabo un experimento ideado para ayudarles a determinar si la alegría promueve o no la armonía social. Planearon construir lo que denominaron “entorno humorístico”. Los resultados revelaron que la visita al entorno resultaba, en general, muy efectiva para elevar el espíritu de los sujetos. Los investigadores llegaron a la conclusión de que es posible que algunos “entornos humorísticos” similares pudieran tener un valor social para las comunidades y un medio efectivo para unirnos de nuevo.

Estos hechos y descubrimientos plantean la posibilidad de que, en última instancia, ninguna sociedad será verdaderamente sana y bien ordenada si no es capaz de reírse de sí misma.

Muchas sociedades han reconocido tácitamente el valor de la alegría periódica como forma de liberación de las tensiones creadas por las limitaciones sociales. Un ejemplo de esta idea son, hasta cierto punto, las vacaciones y las fiestas, durante las cuales se relajan las prohibiciones de rutina y se estimula la risa. En algunas tribus indígenas de América, esta liberación periódica de las inhibiciones estaba presidida por el payaso de la tribu. El oficio era considerado con profundo respeto, y sancionado por una antiquísima tradición. La persona que lo ejecutaba era recibida con gran veneración. Incluso hoy en día se celebra el Día de los Inocentes, fiesta especialmente dedicada a la risa y a las bromas.

La risa en las relaciones interpersonales

La risa es un lenguaje, comunica nuestra personalidad, y es extraordinariamente expresiva. Cada risa tiene un ritmo, un nivel, un volumen y una duración particulares. Es uno de los lubricantes esenciales que permite prolongar las relaciones interpersonales. Mediante la risa aprendemos a vivir y a amar felizmente. Con la risa se fraguan y se perpetúan muchas amistades. Si dos personas son incapaces de compartir la risa, será muy difícil compartir todo lo demás. La risa es el combustible de los amigos. La falta de humor en una relación es un signo inequívoco de que algo, en alguna parte, anda rematadamente mal.

La risa fomenta la supervivencia familiar en época de felicidad y de dificultades, de victoria y de derrota, de acuerdo y de desacuerdo. La risa estimula el amor y el sentimiento de pertenencia. Es una de las cosas que mantiene juntas a las parejas. Es otra forma de comunicación, pues el humor la facilita. Para los niños, la risa es tan importante como cualquier vitamina o mineral esencial para el organismo.

La mejor de las risas emana directamente del corazón. Una de las lecciones más importantes que nos enseña la risa es que no deberíamos tener miedo de vivir la vida así emanada. Cuando alguien está demasiado cansado para sonreír, sonríale usted. No hay nadie más necesitado de una sonrisa que quien no tiene ninguna que ofrecer.

Luz Ramírez

Comentarios acerca de la filosofía, el humor y la risa

Burlarse de la filosofía es ser un filósofo.

Blas Pascal

Hay dos sistemas de conseguir la felicidad: uno, hacerse el idiota; el otro, serlo.

Enrique Jardiel Poncela

Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y no estoy seguro de la primera.

Albert Einstein

El animal más sufriente de la tierra se vio obligado a inventar la risa.

Friedrich Nietzsche

Podría escribirse una obra filosófica buena y seria compuesta enteramente de chistes.

Ludwig Wittgenstein

La incongruencia que está en el centro de la mayor parte de los chistes es análoga a la adivinanza que está en el centro de la mayoría de los problemas filosóficos.

John A. Paulos

He decidido reír y ser feliz porque además es bueno para la salud.

Francois Marie Arouet (Voltaire)

La risa es la distancia más corta entre dos personas.

Víctor Borge

Más citas

· Reír es como cambiar los pañales del bebé: no resuelve permanentemente el problema, pero hace las cosas más agradables por un momento.

· No soy un completo inútil… por lo menos sirvo de mal ejemplo.

· La inteligencia me persigue, pero yo soy más rápido.

· La verdad absoluta no existe, y esto es absolutamente cierto.

· No te tomes la vida en serio; al fin y al cabo, no saldrás vivo de ella.

· El tiempo es el mejor maestro; desgraciadamente, mata a todos sus estudiantes.

· El que ríe último piensa más lento.

· A veces pienso que la prueba más fehaciente de que hay vida inteligente en el universo es que nadie ha intentado contactar con nosotros (Bill Waterson, humorista).

· Lo importante no es saber, sino tener el teléfono del que sabe.

· Ningún tonto se queja de serlo. No les debe de ir tan mal.

· La verdadera felicidad está en las pequeñas cosas: una pequeña mansión, un pequeño yate, una pequeña fortuna.

· El que es capaz de sonreír cuando todo le está saliendo mal, es porque tiene pensado a quién echarle la culpa.

· Todo tiempo pasado fue anterior.

· Si la montaña viene hacia ti….¡corre: es un derrumbe!

· La psicología es el único negocio donde el cliente nunca tiene la razón.

Juan Carlos del Río

Anécdotas humorístico-filosóficas

Cuando en una ocasión le preguntaron a san Agustín qué hacía Dios antes de crear el mundo, contestó: “Estaba creando un infierno para las personas que hacen preguntas como esa”.

Se cuenta de Tales –según leemos en Platón (Teeteto 174a)– que, mientras se ocupaba de la bóveda celeste, mirando a las estrellas, cayó en un pozo. Se rió de él entonces una sirvienta tracia, diciéndole que mientras deseaba con toda pasión llegar a conocer las cosas del cielo, le quedaba oculto aquello que estaba ante su nariz y bajo sus pies. “Esta burla viene muy bien a todos aquellos que dedican su vida a la filosofía”, añade Platón.

El Gallo (Rafael Gómez Ortega) fue un torero español muy famoso, hermano del más famoso aún Joselito, que se relacionaba con lo mejor de la sociedad de su tiempo. Cierto día, alguien quiso presentarle a don José Ortega y Gasset y al preguntar quién era este señor le contestaron que era el más eminente filósofo español del momento. Entonces, el matador pidió que le explicaran en qué consistía su profesión. “Los filósofos se dedican a pensar”, le contestaron. Asombrado, el Gallo contestó: “Hay gente pa’ tó”.

Un profesor de física presentó un presupuesto millonario para la realización de un experimento, a lo que el decano le respondió: «Otro experimento… ¿es que no pueden apañarse con papel, lápiz y una papelera, como los matemáticos? ¿…o como los filósofos, que solo necesitan papel y lápiz?

El maestro estaba de un talante comunicativo, y por eso sus discípulos trataron de que les hiciera saber las fases por las que había pasado en su búsqueda de la divinidad.

–Primero, les dijo, Dios me condujo de la mano al País de la Acción, donde permanecí una serie de años. Luego volvió y me condujo al País de la Aflicción, y allí viví hasta que mi corazón quedó purificado de toda afección desordenada. Entonces fue cuando me vi en el País del Amor, cuyas ardientes llamas consumieron cuanto quedaba en mí de egoísmo. Tras de lo cual, accedí al País del Silencio, donde se desvelaron ante mis asombrados ojos los misterios de la vida y de la muerte.

–¿Y fue esta la fase final de tu búsqueda? –le preguntaron.

–No –respondió el Maestro–… Un día dijo Dios: “Hoy voy a llevarte al santuario más escondido del templo, al corazón del propio Dios…”. Y fui conducido al País de la Risa.

Historias zen, de Taisen Deshimaru

Juan Carlos del Río

Anécdotas de Diógenes de Sinope

Diógenes fue uno de los más destacados filósofos de la escuela cínica. Los cínicos tomaron como modelos la naturaleza y los animales, los adoptaron como ejemplos de autosuficiencia y, basándose en ello, propusieron un modelo de comportamiento ético que consideraban fundamental para alcanzar la felicidad, aunque esto solo era posible mediante una rigurosa disciplina física y mental.

El cinismo es una forma de vivir, pero también de pensar y de expresarse, y como no se han conservado las obras de los primeros cínicos, hoy son conocidos en gran parte por dichos y anécdotas, que fueron transmitidos en forma de colecciones. La más usada es la de Diógenes Laercio, referencia fundamental para el estudio no solo de los cínicos, sino de gran parte de la filosofía anterior a su autor. Utilizaron recursos literarios diversos donde no faltan la parodia, la sátira, la anécdota o la burla, pero siempre de forma escandalosa y provocadora.

Cuando Diógenes llegó a Atenas, quiso ser discípulo de Antístenes, pero fue rechazado, ya que este no admitía discípulos. Ante su insistencia, Antístenes le amenazó con su bastón, pero Diógenes le dijo: “No hay un bastón lo bastante duro para que me aparte de ti, mientras piense que tengas algo que decir”.

Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era lo que sabía hacer; contestó: “Mandar; comprueba si alguien quiere comprar un amo”.

Cuando le invitaron a la lujosa mansión, le advirtieron de no escupir en el suelo; acto seguido le escupió al dueño, diciendo que no había encontrado otro sitio más sucio.

Se decía que Diógenes iba por la calle en pleno día, con la lámpara encendida, diciendo: «Busco un hombre». Y así se refería a que, en realidad, ninguno nos comportamos enteramente como seres humanos.

En otra ocasión le preguntaron por qué la gente daba limosna a los pobres y no a los filósofos, a lo que respondió: porque piensan que pueden llegar a ser pobres, pero nunca a ser filósofos.

Diógenes, el filósofo griego, se encontró con Alejandro Magno cuando este se dirigía a la India. Era una mañana de invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla del río, sobre la arena, tomando el sol desnudo… Era un hombre hermoso. Alejandro no podría creer la belleza y gracia del hombre que veía. Estaba maravillado y dijo:

“Señor… –jamás había llamado “señor” a nadie en su vida–… señor, me ha impresionado inmensamente. Me gustaría hacer algo por usted. ¿Hay algo que pueda hacer?”.

Diógenes dijo: “Muévete un poco hacia un lado porque me estás tapando el sol, esto es todo. No necesito nada más”.

Alejandro dijo: “Si tengo una nueva oportunidad de regresar a la tierra, le pediré a Dios que no me convierta en Alejandro de nuevo, sino que me convierta en Diógenes”.

Diógenes rió y dijo: “¿Quién te impide serlo ahora? ¿Adónde vas? Durante meses he visto pasar ejércitos. ¿Adónde van, para qué?”.

Dijo Alejandro: “Voy a la India a conquistar el mundo entero”.

“¿Y después qué vas a hacer?”, preguntó Diógenes.

Alejandro dijo: “Después voy a descansar”.

Diógenes se rió de nuevo y dijo: “Estás loco. Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo qué necesidad hay de hacerlo. Si al final quieres descansar y relajarte, ¿por qué no lo haces ahora? Y te digo: si no descansas ahora, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo se muere en medio del camino, en medio del viaje”.

Alejandro se lo agradeció y le dijo que lo recordaría, pero que ahora no podía detenerse. Alejandro cumplió su destino de conquistador, pero no le dio tiempo a descansar antes de morir.

Nasrudin

Cierta mañana, Nasrudin envolvió un huevo en un pañuelo, se fue al centro de la plaza de su ciudad y llamó a los que pasaban por allí:

–¡Hoy tendremos un importante concurso! –dijo–. ¡Quien descubra lo que está envuelto en este pañuelo recibirá de regalo el huevo que está dentro!

Las personas se miraron intrigadas. Nasrudin insistió:

–Lo que está en este pañuelo tiene un centro que es amarillo como una yema, rodeado de un líquido del color de la clara, que a su vez está contenido dentro de una cáscara que se rompe fácilmente. Es un símbolo de fertilidad y nos recuerda a los pájaros que vuelan hacia sus nidos. Entonces, ¿quién puede decirme lo que está escondido?

Todos los habitantes pensaban que Nasrudin tenía en sus manos un huevo, pero la respuesta era tan obvia que nadie quiso pasar vergüenza delante de los otros. ¿Y si no fuese un huevo, sino algo muy importante, producto de la fértil imaginación mística de los sufís? Un centro amarillo podía significar algo del sol, el líquido a su alrededor tal vez fuese algún preparado de alquimia. No, no, aquel loco estaba queriendo que alguien hiciera el ridículo.

Nasrudin preguntó dos veces más y nadie se arriesgó a decir algo impropio. Entonces, abrió el pañuelo y mostró a todos el huevo.

–Todos vosotros sabíais la respuesta –afirmó–, y nadie osó traducirla en palabras. Así es la vida de aquellos que no tienen el valor de arriesgarse: las soluciones nos son dadas generosamente, pero estas personas siempre buscan explicaciones más complicadas, y terminan no haciendo nada. Solo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar.

Cuento taoísta

Había una vez dos monjes que paseaban por el jardín de un monasterio taoísta. De pronto, uno de los dos vio en el suelo un caracol que se cruzaba en su camino. Su compañero estaba a punto de aplastarlo sin darse cuenta cuando le contuvo a tiempo. Agachándose, recogió al animal. «Mira, hemos estado a punto de matar este caracol, y este animal representa una vida y, a través de ella, un destino que debe proseguir. Este caracol debe sobrevivir y continuar sus ciclos de reencarnación». Y delicadamente volvió a dejar el caracol entre la hierba. «¡Inconsciente!», exclamó furioso el otro monje. “Salvando a este estúpido caracol pones en peligro todas las lechugas que nuestro jardinero cultiva con tanto cuidado. Por salvar no sé qué vida, destruyes el trabajo de uno de nuestros hermanos”.

Los dos discutieron entonces bajo la mirada curiosa de otro monje que por allí pasaba. Como no llegaban a ponerse de acuerdo, el primer monje propuso: «Vamos a contarle este caso al gran sacerdote; él será lo bastante sabio para decidir quién de nosotros dos tiene la razón».

Se dirigieron entonces al gran sacerdote, seguidos siempre por el tercer monje, a quien había intrigado el caso. El primer monje contó que había salvado un caracol y, por tanto, había preservado una vida sagrada, que contenía miles de otras existencias futuras o pasadas. El gran sacerdote le escuchó, movió la cabeza, y luego dijo: «Has hecho lo que convenía hacer. Has hecho bien». El segundo monje dio un brinco. «¿Cómo? ¿Salvar a un caracol devorador de ensaladas y devastador de verduras es bueno? Al contrario, había que aplastar al caracol y proteger así ese huerto gracias al cual tenemos todos los días buenas cosas para comer”. El gran sacerdote escuchó, movió la cabeza y dijo: «Es verdad. Es lo que convendría haber hecho. Tienes razón».

El tercer monje, que había permanecido en silencio hasta entonces, se adelantó. «¡Pero si sus puntos de vista son diametralmente opuestos! ¿Cómo pueden tener razón los dos?». El gran sacerdote miró largamente al tercer interlocutor. Reflexionó, movió la cabeza y dijo: «Es verdad. También tú tienes razón».

Extraído de Bernard Werber. «El día de las hormigas». Ed. Plaza & Janés. 19

Greguerías de Ramón Gómez de la Serna

La greguería es el atrevimiento a definir lo que no puede definirse, a capturar lo pasajero, a acertar o a no acertar lo que puede no estar en nadie o puede estar en todos. Es para mí la flor de todo lo que queda, lo que vive, lo que resiste más al descreimiento. Lo único que quedará, que en realidad ha quedado, de unos tiempos y de otros ha sido la gracia de las metáforas salvadas. Las ideas serán verdaderas una temporada, las glosas serán aburridas, las tesis se quedarán tontas: pero las acertadas metáforas serán florecillas de los siglos, así como de desaparecidas generaciones sólo queda apenas una fíbula. La greguería es lo más casual del pensamiento, al que hay que conducir, para encontrarla, por caminos de serpiente, de hormiga o de carcoma, hasta ese punto de casualidad.

No es la greguería una frase célebre. No son reflexiones ni tienen nada que ver con ellas. No es un paradigma y menos un apotegma, ni es un veredicto, que es juicio emitido demasiado seriamente y con demasiada reflexión y autoridad. ¿Frase lapidaria? La greguería no sale de debajo de ninguna lápida de tumba. Tampoco es aforística la greguería; lo aforístico es enfático y dictaminador.

A continuación hemos seleccionado algunas de las greguerías más filosóficas de Gómez de la Serna:

· Aburrirse es besar a la muerte.

· Los monos no encanecen porque no piensan.

· El filósofo antiguo sacaba la filosofía ordeñándose la barba.

· Era tan moral que perseguía las conjunciones copulativas.

· Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte.

· La cabeza es la pecera de las ideas.

· Hay un momento en que el astrónomo, debajo del gran telescopio, se convierte en microbio del microscopio de la luna que se asoma a observarle.

· El Pensador de Rodin es un ajedrecista a quien le han quitado la mesa.

Juan Carlos del Río

Humor filosófico

  • Primera ley de la filosofía: por cada filósofo, existe un filósofo igual y opuesto.
  • Segunda ley de la filosofía: ambos están equivocados.

 

  • La filosofía en un juego con objetivos, pero sin reglas.
    Las matemáticas son un juego con reglas, pero sin objetivos.
    La teología es un juego cuyo objeto es poner reglas a lo subjetivo.

 

  • Un profesor de filosofía entra en clase para hacer el examen final a sus alumnos. Poniendo la silla encima de la mesa, dice a la clase: “usando cualquier cosa aplicable que hayan aprendido durante este curso, demuéstrenme que esta silla no existe”.

    Todos los alumnos se ponen a la tarea, utilizando sus lápices y gomas de borrar, aventurándose en argumentos para probar que la silla no existe. Pero un alumno, después de escribir rápidamente su respuesta, entrega su examen ante el asombro de sus compañeros.

    Cuando pasan unos días y entregan las notas finales, ante la estupefacción de todos, el alumno que entregó su examen en 30 segundos obtiene la mejor calificación. Su respuesta fue: “¿Qué silla?”.

 

  • Un ingeniero, un físico experimental, un físico teórico y un filósofo están paseando en las montañas de Escocia. Cuando llegan a lo alto de la cima, ven en otra cima una oveja negra. El ingeniero dice: “Está visto que las ovejas en Escocia son negras”. “Mejor sería decir que ‘algunas’ ovejas escocesas son negras”, responde el físico experimental. El físico teórico piensa un momento y exclama: “Es más correcto decir que al menos una de las ovejas escocesas es negra”. Por fin, el filósofo responde: “Al menos, por uno de sus lados”.

 

  • El profesor de filosofía a su auditorio, después de la conferencia: “Y si ustedes me han comprendido bien, es que me he explicado mal”.

 

  • –Papá, hoy me dieron la nota máxima en la clase de filosofía. ¡Demostré que el profesor no existe!

 

  • Un profesor de filosofía despistado va caminando por el campus cuando un estudiante le para y le hace un par de preguntas. Al acabar, le dice:
    –Bueno, pues esto era todo, muchas gracias.
    –De nada. Hasta mañana.
    –Adiós.

    Tras una breve pausa, el profesor le grita:
    –¡¡Eh!! Oye, perdona, ¿me podrías decir hacia dónde iba cuando nos encontramos?
    –Sí, claro, iba en esa dirección (señalando).
    –Ah, entonces ya he comido…

 

Bibliografía

Woody Allen: Filosofía del humor

Vittorio Hösle. Editorial Tusquets

 

Pienso, luego río

John Allen Paulos. Editorial Cátedra

 

¿Cómo se llama este libro?

Raymond Smullyan. Editorial Cátedra

 

El chiste y su relación con el inconsciente.

Sigmund Freud

 

La sabiduría de los chistes. Historias iniciáticas

Alejandro Jodorowsky. Ed. Grijalbo

 

Otros autores: Wittgenstein, Lewis Carrol, Groucho Marx

 

JUAN CARLOS DEL RÍO